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El Trabajo Doméstico y de Cuidado No Remunerado comprende las tareas que realizan todas las personas para vivir cada día, tales como: preparar y servir los alimentos; limpieza y cuidado de la ropa; realizar compras y administrar el hogar; limpieza y mantenimiento del hogar; entre otros. Estas actividades se realizan sin obtener un pago o remuneración y pueden ser realizados por una o uno de los integrantes del hogar o por trabajo voluntario.

 

El trabajo de cuidados satisface una necesidad básica en el sostenimiento de la vida, sin embargo, representa una carga económica y emocional que aleja a las mujeres de las oportunidades de desarrollo personal, educativo, social e integración en el mercado laboral.

 

De acuerdo con información del INEGI en 2018 el trabajo de cuidado que incluye los trabajos del hogar representa una quinta parte del Producto Interno Bruto, a la par de que el 60% de las actividades de esta índole son realizadas por mujeres, lo que visibiliza una de las brechas de la desigualdad por sexo que existe.

 

Por cada hora que los hombres destinan al trabajo de cuidados y tareas domésticas, las mujeres destinan 3 horas por lo que las mujeres trabajan un total de 77.0 horas a la semana y los hombres 23.0 horas en este tipo de actividad no remunerada.

 

El trabajo de los cuidados va más allá de sólo las tareas de cuidar personas, niños o niñas menores de edad, personas adultas mayores o enfermas o que requieran alguna atención particular, puesto que se ocupa del sostenimiento de la vida, es decir, cuida la naturaleza, animales y plantas.

 

Los trabajos de cuidados y doméstico guardan relación estrecha con los ciclos familiares, por lo que las familias con hijas e hijos menores de 6 años, son las que más tiempo le dedican y se asume en mayor medida el trabajo de las mujeres para el cuidado y atención de estos..

 

Otro aspecto a destacar, en relación con los niveles de instrucción educativa, se muestra que ha medida en que los hombres aumentan su nivel educativo, la participación en las actividades del cuidado y domesticas se incrementa; caso contrario al de las mujeres donde se indica que a medida que incrementa su nivel educativo participan menos en las actividades de cuidados.

 

En seguimiento de acuerdo con el Sistema de Cuentas Nacionales de México, las mujeres dedican dos terceras partes de su tiempo a actividades domésticas y de cuidados mientras que los hombres sólo destinan un 25% de este.

 

La contribución que realiza cada mujer mexicana de 12 años o más de manera cotidiana para garantizar bienestar y desarrollo a su familia, a través de labores domésticas y de cuidado no remuneradas, equivale a $42,500 pesos al año. Para las mujeres que habitan en las áreas rurales esta contribución se eleva a $49,700 pesos al año, y para las mujeres casadas a $57,600 pesos, en comparación con los $13,900 pesos de los hombres en promedio en el mismo periodo.

 

De acuerdo con ONU Mujeres el trabajo doméstico no remunerado (TDnR) es una de las dimensiones menos reconocidas de la contribución de las mujeres al desarrollo y a la supervivencia económica de los hogares; sin embargo, estas actividades deberían ser primordiales dado que dado que permiten el desarrollo de la vida misma, no es valorado ni visibilizado.

 

Se suele considerar al trabajo doméstico y no remunerado y de cuidados como un trabajo que no requiere un seguimiento, monitoreo o análisis sobre su aporte a la sociedad, restando su valor frente a la sociedad y reproduciendo la discriminación hacia a las mujeres.

 

Por tanto, en la medida en que estos trabajos sean reconocidos, visibilizados y análisis se permitirá valorar el trabajo empleado y las personas que aportan a la sostenibilidad de la vida.